sábado, 22 de septiembre de 2007

Regreso a las bases


Rene Magritte, Invención Colectiva, 1935

Cuánto tiempo puede durar hasta que cambiemos la perspectiva total de nuestra existencia?

Entre un segundo y otro la visión de la vida puede variar en dimensiones inimaginables. No pretendo hacer de éste un post depresivo, porque rechazo esa tendencia, aunque muchas veces me veo presa y sucumbo también ante ella. Pero anoche me pasó algo que ha me ha sacudido: me planteé el hecho de poder morir. No es que me lo haya sugerido para ver qué se siente, es que me dieron un diagnóstico confuso que parecía indicar algo muy grave en mi salud.
De repente el calor bajaba desde mi frente hasta mi nariz y una vez en la punta hizo una sola caída a los dedos de los pies, este calor extenuante y creo indescriptible, me sumergió en un estado de pánico donde las lágrimas nerviosas sólo pueden existir de manera involuntaria.

Nuevamente entré en consciencia, me pregunté: "qué es lo peor que me puede pasar si tengo morir?, algún rato tendré que hacerlo". Una calma momentánea e inducida me mantuvo tranquila por algún tiempo. Pero es difícil cuando se tiene 23 años y se siente uno saludable, pensar en que algo tan catastrófico puede encontrarse tan de cerca, lamiéndote la oreja, seduciéndote. Se reducen las percepciones del tiempo y el espacio, es como sentirse comprimido en un cubo, en el que la cara no puede expresar mayor emoción.

Sin el menor intento de querer parecer un personaje de auto ayuda y valores, cuento. Cuando en mi más vil tristeza por lo que podría o no pasar, caminaba, vi a una mujer con casi nada que perder, realmente muy enferma. Me sonrió y me dio bendiciones. Tal vez si la hubiera visto un día antes, quien hubiera necesitado recibir las bendiciones a mi parecer hubiera sido ella, pero anoche, la historia era distinta y a mí la pena se me olía a kilómetros.

Qué pasaría si por una noche de tu vida sintieras que te vas a morir pronto?, qué pasaría si por una confusión crees que tu vida ya no va más? en qué pensarías?, creo que sentirse así te cambia no sólo por lo puedas plantearte acerca del más allá o más acá, o por la cercanía que puedas percibir a un estado más sublime, sino porque físicamente hay una metamorfosis que promueve la valorización de la vida y su sentido más esencial, su estado más básico, necesario. Un saber que en este plano material hay cosas rescatables que tenemos a diario, y que pasan desapercibidas hasta que dejamos de tener certezas.

De repente todo lo secundario se vuelve invisible, todo lo superficial deja de existir, todo lo de forma simplemente no está presente. Descubrir reacciones en uno mismo que no se creen tener, en momentos límite es curioso, a veces la fortaleza aparece en los momentos donde se debería vislumbrar sólo debilidad. Como cuando uno entra recién en consciencia se pregunta a qué vine, cuando entre la vida y la percepción de la desconocida desaparición, llamada muerte, se acerca tanto, uno sólo puede volver a preguntarse lo más básico, lo que me asaltaba la mente: -a dónde me voy despues de aquí?

1 comentario:

Cœlispex dijo...

Me recuerda a la sensación de levedad cada vez que uno se hace un examen de sangre e hipotetiza tener una enfermedad incurable, o algo por el estilo.

El otro día, caminando, me puse a pensar en el hecho de mi muerte y me sentí irremediablemente desconsolado. De manera simultánea, me aferré a la vida como no había sentido hace tiempo.

(Luego, a comer y salir con la nena!)